● Estas son las cartas escritas por nosotros:
Carta 1
Querida Estrella,
Quiero que sepas que haces parte de los profesores que no se me olvidarán en mi vida. Tus clases eran novedosas, “raras”, me hacías reflexionar sobre cosas en las que nunca había parado a pensar. Nacían en mi preguntas sin respuestas; a veces me dabas tú la mayoría de ellas y a veces me dejabas encontrarlas sola o me hacías ver que no todas las preguntas tienen respuesta... Con cada información que obtenía de ti, para que lo entendamos mejor, ponías ejemplos del día a día, así ayudándonos a entenderlo.
Tu forma de dar las clases de psicología eran muy prácticas y sobre todo auténticas en todo los sentidos. Usabas material audio-visual, nos hacías ver los detalles, por qué una cosa llevaba a la otra... Creo que eso nos ayudó a ensanchar nuestro horizonte.
En clase siempre tenías una actitud alegre, llena de energía transmitiéndolo todo a tus alumnos. Premiabas la originalidad, por lo que me acuerdo lo mucho que nos esforzábamos a sacar ideas nuevas para trabajos que mandabas. No nos pedías que te escribiéramos en exámenes la teoría como aparece en el libro sino que querías sacar de nosotros nuestra propia aportación, ejemplos propios, redactarlo con nuestras propias palabras y lo más importante que todo lo hacías que se viera muy fácil.
Pensando en aspectos negativos de tu forma de enseñar a tus alumnos, yo creo que lo único sería que eres tan diferente al resto de los profesores y eso puede causar miedo (tanto entre alumnos como profesores). Eres muy directa y eso a veces puede confundir. Todo esto lo has grabado en mi forma de ser, pensar, actuar y lo mejor ser yo misma en todo momento. Gracias por todo …
Un abrazo enorme.
Carta 2
Este profesor nos enseñó matemáticas en 1º y 2º de ESO, y hay que decir que la mayoría aprendimos con él, ya que por ejemplo, en 3º de ESO a mí no me hizo falta estudiar y saqué un 8. Lo malo fue que muchas veces, a dudas nuestras, nos respondía diciendo que las matemáticas son así y que él no se estaba inventando nada, pues ya estaban inventadas. También a la hora de corregir un ejercicio, miraba los resultados de los alumnos y si coincidían, es que estaban bien, y si no, no. A la hora de corregir trabajos, solo tenía en cuenta la presentación y dependía de ello la nota.
Algo bueno fue también que, en las horas de tutoría, aprovechaba para hacernos exámenes, que a nosotros no nos gustaba pero ahora lo agradecemos. También hacía de la clase, una clase llevadera con sentido del humor.
Carta 3
Mi carta va dirigida a mi profesora de inglés que ejerció como profesora durante toda mi educación primaria, y 1º y 2º de ESO. Me gustaría poder decir tantas cosas buenas como malas, pero por mucho que piense mi crítica puede ser negativa.
Gracias a esta profesora el inglés ha sido una de mis asignaturas más duras y difíciles tanto para mí, como para la mayoría de mi clase, ya que con ella no he aprendido nada, sus clases se basaban en únicamente ver gramática (casi sin explicarla), hacer algún ejercicio (únicamente consistían en poner una palabra en un hueco de la frase) y finalmente examen.
Como he dicho fue profesora durante los 6 años de primaria y no tengo ningún recuerdo de hacer algo diferente en sus clases, me refiero a canciones, juegos, conversaciones, teatros… Es más, ella nunca hablaba en inglés en sus clases, todo lo explicaba únicamente en español.
Lo que más puedo criticar como profesora y como persona es que ella sabe y sabía el nivel de inglés que tienen sus alumnos en sus clases, que ella es la única responsable y en lugar de querer cambiar, lo arregla diciendo que tendrá que poner un examen varios niveles más bajos.
Carta 4
Querida, Marisa:
Han pasado muchos años desde que fui tu alumna, quizás 10 años o algo más y aún guardo muchos recuerdos de las maravillosas clases que nos dabas. Fuiste mi única profesora de Música de toda mi vida pero no necesito compararte con nadie para saber la gran labor que hiciste con nosotros.
Contigo aprendí a leer solfeo con total naturalidad y con un gran nivel. Mientras nosotros interpretábamos una partitura tal cual debía hacerse, muchas de mis amigas que estudiaban en otros colegios debían ponerse la nota que era debajo de cada una de ellas.
Aprendí a tocar la flauta con apenas 7 años y me encantaba tocarla con el resto de mis compañeros de pie y sin tener que mirar la partitura porque lograba aprendérmela con total seguridad y sin ningún error gracias a la forma que tenías de transmitirnos el valor que podía tener la música en nuestros vidas.
Recuerdo que eras un poco tajante en tus explicaciones pero ahora que quizás esté más en el otro lado, entiendo que hay veces que hay que imponer cierta “autoridad” en el aula, y más en aquella clase algo conflictiva en la que me tocó estudiar a mi.
Pero, valorabas mucho el esfuerzo y el trabajo bien hecho, cosa que intento continuar a lo largo del resto de mi trayectoria, y que creo que es el camino hacia el éxito más seguro y reconfortante. Han pasado muchos años y es muy bonito seguir recordando a tus antiguos maestros, Unos los odias para siempre, otros los puedes llegar a adorar, y otros simplemente se van olvidando y muchas veces ni te acuerdas de ellos ni que asignaturas te impartieron.
Yo estoy muy contenta de que tu recuerdo haya quedado así.
Un saludo.
Carta 5
Querido Don Julián,
A lo mejor le sorprende esta carta pero nos han mandado una práctica en clase que consiste en escribir una carta a un profesor y el primer profesor que me ha venido a la cabeza ha sido usted.
En primer lugar, ahora que estoy estudiando el arte de enseñar y todo lo que ello implica, me puedo atrever a decirle que con usted y sus formas de impartir las clases no aprendí absolutamente nada. Me indignaba y me sigue molestando que usted dijese en clase que las mujeres debíamos estar aprendiendo corte y confección. Además, no me importaba en absoluto cómo le gustaban los huevos fritos o sus opiniones políticas. Su falta de respeto hacia los alumnos, en general, y hacia las mujeres, en particular, hizo que me convirtiese en una mujer más fuerte y más fiel a sus creencias.
En segundo lugar, hubo un hecho que se me quedó grabado en la mente y este fue la humillación que sentí cuando, al recoger un examen, me tiro todas las hojas por el suelo y me dijo “Señorita Moreno, ¿cree que esto va al peso?”. Pues evidentemente, ¡no!
En mi vida de estudiante, no habré aprendido a coser, ni a cocinar, ni a confeccionar ropa, como usted nos recomendaba, pero lo que sí he aprendido es a ser, ante todo, buena persona. Ahora estoy aprendiendo a ser una buena maestra, tengo miedos, como todos, pero lo que tengo muy claro es que no quiero ser como usted. En ningún momento he dudado de su falta de inteligencia; de hecho, usted sabía muchísimo, tenía una gran cultura pero ¿por qué no quiso compartirlo con nosotros?
Finalmente decirle que, me entristece mucho saber que profesores como usted, sigan, supuestamente, educando a nuestros jóvenes. Espero y deseo que esta situación algún día cambie.
Un saludo.
Carta 6
Querida Berta:
Ahora que estoy en la universidad, recuerdo tu forma de enseñar con mucho cariño y la hecho en falta muchas veces. Lo que mejor recuerdo de tus clases es el ímpetu que ponías para que todos tus alumnos aprendieran, condición indispensable para la enseñanza efectiva.
Los lunes y los jueves explicabas la teoría, y los viernes, por ser el último día de la semana nos enseñabas a través de debates y de reuniones en grupo, un método muy eficaz de E-A, ya que no sólo se aprende memorizando.
También recuerdo aquel proyecto que quisiste emprender con todos tus alumnos de fundamentos de administración y gestión de empresas. Trabajamos mucho y ese trabajo se vio recompensado con el tercer puesto a nivel nacional. Para mi fue una experiencia inolvidable a través de la cual aprendí que con esfuerzo todo es posible.
El motivo por el cual te envío esta carta es para agradecerte todo lo que aprendí contigo y para pedirte que sigas manteniendo esas ganas de enseñar que mostraste cuando fui alumna tuya.
Un abrazo.
Carta 7
Querida Abedia:
Ante todo, quisiera felicitarte por la gran labor que realizas cada día en las aulas. En mi opinión, tu actuación en clase ha sido siempre ejemplar: eras una persona muy agradable, pero sabías ser estricta cuando la situación lo requería.
En tus explicaciones eras siempre clara y concisa, pero lo mejor es que tus clases no eran únicamente teóricas. Nos hacías pariticipar en clase mediante juegos, actividades y preguntas. Recuerdo un juego en concreto. Consistía en agruparnos por parejas y colocar en el orden correcto una serie de palabras para formar una frase coherente. Me pareció una actividad muy útil y, al mismo tiempo, divertida.
También hay que destacar la manera en que nos ayudabas a ocmprender los textos que leíamos, enseñándonos a deducir el significado de las palabras a través del contexto. Es decir, nos dabas las pautas para que aprendiéramos por nosotros mismos.
Finalmente, quisiera agradecerte el haber contribuído a que oriente mi vida hacia el estudio y enseñanza del Inglés.
Un beso.
Carta 8
Querida Carmen,
Han pasado ya 11 años desde que me diste clase y aun sigo acordándome de tí con cierta frecuencia. Recuerdo las meriendas en el Gran Café. Nos pasábamos horas charlando sobre cualquier tontería o eso creía yo. Con el tiempo me he dado cuenta que estabas enseñándome a pensar y a argumentar sobre lo que pensaba, al mismo tiempo que a cuestionarme si mis verdades eran tan ciertas como yo creía. A parte de estas clases fuera del aula teníamos las del instituto donde más allá de enseñarnos Historia y Geografía nos enseñaste a aprender Geografía e Historia. Esto que me enseñaste lo apliqué a otras asignaturas y parece que ha funcionado ¡Aquí estoy, en la universidad como planeábamos en nuestras charlas! Me quiero despedir dándote las gracias por todas tus lecciones.
Hasta siempre!
●A continuación están las preguntas relacionadas con las cartas:
1.Reflexiona y/o compara con la carta que encontrarás en el link.
En los primeros cuatro párrafos Margaret hace una explicación sobre la importancia de enseñar a los alumnos a aprender por si mismos.
En el tercer párrafo también destaca lo importante que es que los niños estén motivados para que aprendan. Por eso, al finalizar una tarea determinada Margaret pregunta a sus alumnos si dicha tarea les ha gustado.
Al final de la carta ofrece cuatro consejos a los maestros y destaca la importancia del esfuerzo a realizar por parte de los maestros para conseguir una enseñanza efectiva.
Teniendo en cuenta estos aspectos y los expuestos anteriormente desde nuestro punto de vista, existen puntos en común entre ambos, principalmente estos dos:
La disposición a negociar con los alumnos, es decir, a tomar decisiones en grupo, contando con la opinión de los alumnos.
El esfuerzo a realizar por parte de los maestros para lograr la enseñanza efectiva.
2.Contesta a las siguientes preguntas:
a) ¿Cuáles crees tú que son las características de los buenos maestros? ¿Y de los peores?
Para nuestro grupo un buen maestro sería aquel maestro…
Original
Motivador
Ordenado
Comprensivo con sus alumnos
Que transmita alegría
Que haga reflexionar a sus alumnos
Que use materiales adecuados, atractivos para los alumnos y que sepa usarlos
Que se preocupe por sus alumnos y que haya una relación alumno-profesor profesor-alumno
Que actualice sus conocimientos
Que se implique realmente en el aprendizaje de sus alumnos
Que de importancia a que el alumno aprenda
Que esté dispuesto a negociar con sus alumnos, es decir, a tomar decisiones en grupo contando con la opinión de los alumnos
Para nuestro grupo un mal maestro sería aquel maestro…
Que no cumple con todo lo arriba especificado
Que no sabe solucionar problemas de todo tipo entre los alumnos
Que influya en el aula su vida privada
Que no compruebe la eficacia de los métodos de enseñanza y aprendizaje
Que no tenga cuidado al usar nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje
Que tenga favoritismo
b) ¿Qué características de ambos perfiles podemos tener en cuenta para una enseñanza efectiva?
Las características serían:
Motivador
Comprensivo con sus alumnos
Usar materiales adecuados y atractivos
Que actualice sus conocimientos
Negociador: tener en cuenta opiniones de sus alumnos
Que se implique realmente en el aprendizaje de sus alumnos
Que se dedique a conocer mejor a cada uno de sus alumnos
Que intente llegar a cada alumno
c) Si le preguntásemos a un niño sobre su maestro preferido, ¿qué cualidades crees que destacaría en él?
Que sea divertido y que muestre alegría.
Que no sea muy severo (carácter).
Que les permita hacer cosas por su cuenta (autonomía).
Que no sea muy exigente.
Que se muestre cariñoso hacia los alumnos.
Que premie el esfuerzo.
¿Recuerdas tú las mismas de algún maestro?
Si, la mayoría de ellas.
